Un detector de radón es una herramienta esencial para determinar la concentración de radón en interiores. El radón es un gas noble radiactivo, por lo que es importante controlarlo con la ayuda de un detector de radon, ya que se produce por la desintegración del uranio en el suelo y puede penetrar en los edificios a través de grietas o fugas. Dado que el radón es perjudicial para la salud y aumenta el riesgo de cáncer de pulmón a largo plazo, es importante realizar mediciones periódicas, especialmente en regiones con altos niveles de radón. Existen diferentes tipos de detector de radón: los dispositivos pasivos, como los detectores de trazas alfa o los contenedores de carbón activado, son adecuados para mediciones a largo plazo durante semanas o meses. Proporcionan un valor medio y son fáciles de usar.
En cambio, un detector de radón activo, como un monitor electrónico de radón, permite realizar mediciones en tiempo real y proporciona un análisis detallado de la concentración de radón. La colocación del detector de radón es crucial. Debe colocarse en habitaciones ocupadas, como el salón o el dormitorio, lejos de ventanas, puertas y conductos de ventilación. Se recomienda realizar mediciones durante al menos tres meses, ya que las concentraciones de radón pueden fluctuar mucho. Para obtener resultados precisos y tomar medidas de protección en caso de que aumente la exposición al radón, debe solicitarse asesoramiento profesional.